jueves, agosto 06, 2009

POR UNA PATILLA, UN CIELO

¡Qué me gusta una patilla! Pero, ¡ojo! No una patilla cualquiera, una patilla "cuidá", de esas que son asimétricas, estilo torero, pero no un torero cualquiera, un torero andaluz. Y es que la patilla da mucho juego, a veces da hasta "enterismo" y caracter a la persona. Bueno, al hombre, por que no me quiero imaginar a una mujer con patilla torera. A pesar de las innumerables leyes paritarias de nuestro país, una mujer con patillas (a no ser que se refieran a una mujer con piernas como palillos de finos) me da no sé qué.

¿Recordáis el anuncio de Danáp (sí, lo sé, no se escribe así, pero, ¿a qué te has enterao' de todas formas?) aquel anuncio marcó un antes y un después en mi concepto de patilla. Me di cuenta que no sólo me gustan las patillas, me encantan. Y es que la patilla es el refeljo del alma. Están las patillas de los bandoleros, al estilo "Curtis" el de 'Los Hombres de Paco'; están las patillas orientales (esas que van in descrescendo') que las suelen llevar los canis fashion; las paticortas, una clásica; el estilo curro romero, señorito andaluz, de esos de ca-te-go-rí-a; y la nopatilla, que es la que llevan los antisistemas del cuero cabelludo (Nota aclaratoria: las patillas poco definibles suelen corresponder a gente "green". El corto pelo que tienen junto a la oreja suele estar bastante enredado, son reconocibles a metros).
Tengas como tengas tu patilla, a mí, me encanta. Pero ten cuidaito, que no solo de patillas vive el hombre.

miércoles, agosto 05, 2009

6 AGOSTO 2009 AMANECE QUE NO ES POCO

Si quisiera, al menos por una vez, no ver el lado bueno de las personas, el lado útil de las cosas. Si por una vez me aferrara al rencor, la desesperanza, el hastío, la desconfianza; esas "virtudes" que quise alejar de mi vida. Si tan solo por una vez pudiera haber actuado conforme a los mencionados dones, hoy sería más feliz. No digo que no lo sea, pero me juego todas las europiedras que hay en Piñar a que no se me hubiera acercado tanto "malage" disfrazado de amigo. A vosotros, que no sabéis más que vuestro propio ombligo, a tí que te sientes ofendido por mis palabras, te dedico este post. Y no quisiera terminar sin antes dejar claro que, a pesar de todo, sigo viendo la cara amable de la vida.