NO HAY DOS SIN TRES

Aunque tres sean multitud (en este caso no se cumple el refrán), toda regla tiene su excepción. Ya van tres entradas en tan solo un mes. Cada día me sorprendo más y más.
Hace apenas una semana, la bruja Carola auguraba mi futuro próximo. Sí, el único gordo que me ha tocado ha sido un señor algo triposo con el que me he topado en el Lizarrán de la transversal a calle Santa María. Nada más. Aunque me pese, he tenido razón, he gastado toda mi suerte en cada uno de los 365 días del año corriente. Un año que ha pasado demasiado deprisa. La Navidad ha aparecido como por sorpresa: no he escuchado a los niños de San Ildefondo, ni he recorrido los belenes de Málaga, ni tampoco he mandado ninguna postal navideña, ni me he paseado por los tipiquísimos puestos del parque. No culpo a nadie, será la edad, que es lo que nos acentúan las líneas de expresión, lo que nos aporta conocimiento, y lo que convierte los mejores momentos en fugaces y los aburridos y patéticos, en eternos.
Supongo que la causa de todo este pensamiento cruzado, que no culpa que la tengo siempre yo, ha sido que este fin de semana. EL viernes fuimos toda la pandi a Graná para celebrar la Navidad. Aunque el eje del plan era la comida del sábado, lo mejor fue la salida del viernes. Carlos, Dani, Vicen, Topi, Fran, Villa, Nav, Lu, Verito, Pops, Cristina, Rocio, y yo brindamos por los ausentes, por los momento que hemos vivido,y por supuesto para que estas reuniones no se dejen de hacer. Después de mucho tiempo hemos conseguido hacer un viaje casi todos sin que ninguno hayamos perecido en el intento. Pero por supuesto brindamos por una feliz Navidad. Ojalá que estos días no olvidemos lo que un día fuimos y sepamos siempre sonreír, por muy deprisa que pase el tiempo, por muy lento que corra, o simplemente porque pase sin más.