miércoles, agosto 27, 2008

PUERTA AL CIELO

Recuerdo aquel momento como si fuera ayer. Llegaba de pasar el día en Almuñecar y de pronto el cielo granadino se cubrió de un manto negro. Las gotas de agua caían fuertes y constantes. Encendí la televisión, la temporada había comenzado. Getafe y Sevilla peleaban por los tres primeros puntos para la clasificación. Los rojiblancos tenían todas las de ganar. No fue así. El jugador 16, dentro del área del Sevilla, cae como plomo. El partido sigue hasta que pasado un breve tiempo el sevillista continúa tendido sobre el terreno de juego.
Nadie pensó que aquel muchacho de 22 años que abandonaba el césped del Sánchez Pijuán ese 25 de agosto lo haría para siempre.

Para muchos el 16 es el número de los héroes. Para muchos el 16 es el número de la leyenda. Para muchos el 16 es el número de la gloria. Pero realmente el 16 es el número que un chiquillo escogió para cumplir su sueño. Y así lo hizo. Ahora nos toca a nosotros recordar que hubo un día en que un Antonio se colocó los colores de su equipo, y tatuó en su corazón el coraje y la fuerza para llevarlo a lo más alto. Se lo llevó al cielo. Siempre Puerta.

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